Hubo un momento que desde el equipo de Telefónica nos dimos cuenta que las necesidades de nuestro proyecto y producto nos demandaba tener un sistema de diseño. El objetivo era compartir un lenguaje común que nos proporcionara unos códigos visuales, de interacción y a la vez, una forma de construcción estandarizada y ágil.
En ese momento, Telefónica estaba cambiando de ser un empresa de telecomunicaciones a ofrecer nuevos productos y servicios digitales en diferentes líneas de negocio. Este cambio nos pedía analizar exhaustivamente nuestra forma de trabajar y procesos para conseguir optimizar nuestro entorno a la nueva visión de la compañía.
Además de analizar nuestra forma de trabajar era necesario revisar todos los elementos visuales que estábamos usando. Durante esta revisión descubrimos que existían multitud de diferencias entre elementos que deberían de formar parte de un lenguaje de diseño común y coherente dentro del ecosistema de productos y servicios de Telefónica.
Algunas pantallas del análisis previo al sistema de diseño.
Algunos de estos elementos que no mantenían una consistencia adecuada eran, componentes aislados, tipografías, formas, espacios, colores o iconografía entre otros. Estos elementos eran tratados de forma diferente y sin compartir por cada uno de los equipos de diseño y tecnología que se encargaran de ello.
Y por otro lado, nos dimos cuenta del inmenso trabajo que suponía mantener por parte de cada uno de los equipos de forma independiente estos elementos. De cara a la experiencia del usuario y la imagen de marca, la experiencia era significativamente diferente y poco consistente. Además, esta lenta manera de trabajar nos hacía abordar repetitivamente los mismos problemas y necesidades similares con diferentes actores.
Por tanto, el objetivo era crear un sistema de diseño digital común para todo el grupo Telefónica, que nos obligara a repensar nuestros procesos de trabajo y optimizarlos, reducir el time to market, mejorar la experiencia de usuario y dar consistencia a nuestros productos.